En una noche estrellada, nos encontramos... Me cogiste de la mano, programando casa segundo al detalle para que no nos perdiéramos nada...
Me dijiste que te siguiera... y así lo hice... con los ojos tapados por el miedo que me producía no saber a dónde llevaba todo esto. Nunca había tenido tantas ganas de estar a tu lado y al mismo tiempo salir corriendo.
Me llevaste andando por caminos mágicos, únicos. Tu, yo, el aliento gélido de esa noche...
Nos perdimos entre los brazos de la noche, nos dejamos llevar por la ansiedad y la emoción que producía el saber que eso nunca más se volvería a repetir, o al menos eso creíamos.
A cada suspiro, un beso tuyo lo capturaba todo.
A cada mirada, una estrella desaparecía abrumada por lo que nos decíamos con los ojos.
A cada caricia, los árboles dejaban caer sus hojas.
A cada beso, el aire nos rodeaba para obligarnos a no separarnos jamás.
Pero como todo lo bueno se acaba, la luz del Lorenzo nos despertó, bañados en sensaciones, emociones a flor de piel y un ligero temblor que nos hacía presagiar que debíamos despertarnos de este rico sueño.
Nos despertamos.
Y todo quedó en aire, perfume, sensaciones y emociones...
*Nuna.
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ResponderEliminarUn abrazo!