viernes, 31 de agosto de 2018

Hoy no hablo yo


Cuantas cosas nos indignan de la sociedad. Demasiadas. Tenemos tantos frentes abiertos q ya no sabemos a cuál dedicarnos. No podemos dejar de pensar en todo y en nada al mismo tiempo y claro, eso nos agota. Entramos en bucle con nosotros mismos y nuestro pensamiento. Es una pelea continua de sentimientos encontrados. Es un sinfín de maneras de ver las cosas, de imágenes indefinidas que no dejan de sorprendernos. Tantos mensajes sobre nosotros que no vemos o no sabemos entender y ahí están. Lo subliminal es atractivo. La mente nos habla continuamente y eso nos hace dar más vueltas a las cosas.
Cuantas veces has anhelado un momento solo tuyo, para ti. Para entenderte, para conocerte, para saber que sientes, que piensas. El barullo de lo externo no te deja ver más allá de tus narices y aun así te empeñas en seguir porque es lo que toca. Todo es muy exagerado, demasiado grande para ti, pero realmente ¿a qué hemos venido? A seguir. A seguir avanzando lo mejor posible. Porque? Porque es lo que nos han enseñado, lo que nos han dicho que tenemos que hacer por nuestro bien.
Cuidarnos, eso deberíamos tenerlo claro pero muchas veces no es nuestra prioridad. Preferimos vivir de recuerdos, de lo que éramos antes que parecía mejor que ahora y seguir. Nos agarramos a lo que sea. Ideas, imágenes, música, palabras….
Hoy no hablo yo, habla mi mente, mis historias, y mis manos solo lo escriben. A veces lo mejor es gritar en el momento, a veces es mejor romper cadenas en el instante en que te sientes atado que no después. Hemos sido valientes. Hemos sido grandes. Hemos sido lo que hemos tenido que ser en cada momento y aun así nunca ha sido suficiente. Hemos seguido las estrellas hasta sentirnos estrellados, hemos sentido el agua caer y aun así no sentirnos mojados, no sentirnos conformes. La conformidad no existe. No es real. La zona de confort no existe. Solo nos creemos que existe porque es un lugar seguro para nosotros donde poder expresarnos libremente. Una vez nos rompen la barrera ya no sabemos qué hacer. Nos sentimos vulnerables… solos, desquiciados, abandonados. Y lloramos. Lloramos hasta no poder más. Y corremos, hasta no poder más. Nadie nos entiende. Nos agotamos y salimos a correr otra vez porque así somos, incansables. No tenemos sentido, más que el nuestro, el sentir nuestro, de nuestros huesos, de nuestras historias, de nuestros pensamientos, de nuestro ser. Sentirnos nosotros. Quererme fue difícil, es una guerra interminable contra mí misma que no puedo batallar, me resulta inútil entender por qué…. Pero así es. Difícil, aunque lo conseguiré, pero el camino es recto y alto…. Sube muy arriba. Lo veo. Lo siento.

No sé por qué lo escribo, pero así lo siento. Así sale de mi cabeza, de mi corazón, de mi alma.

Gracias por leerlo.



.Nainuna*