Una vez más esa sensación de vértigo. Volver a coger aire
tantas veces como me pide el cuerpo. Vuelve el temblor por culpa de esas
cosquillas que no sé si me hacen daño o solo se pasean por mi estómago. Cojo aire…. Miro por la ventana y vuelvo a
revisar la hora… Aun me queda para dar el paso más importante de mi vida. No me
creo que haya llegado el día…
Miro a Carlota. Me mira con ilusión. El reflejo de su cariño
se desborda por sus ojos y me encanta. Me da la mano y me recuerda que todo va
a salir bien, que no tengo que estar así, pero sé que ella está más nerviosa
que yo. La emoción que sentimos en ese momento es perfecta. Nos tomamos un té
en esa habitación apartada del mundo, pero cerca del cielo de Barcelona.
Compartimos inquietudes, ideas, emociones… Simplemente me relajé y dejé que
pasaran las horas.
Por la noche, al volver a entrar vuelvo a tener la sensación
de vértigo, pero esta vez acompañada de una ilusión que me invadía el corazón y
la cabeza. Miro por la ventada de nuevo y veo la noche caer junto con las luces
de una Barcelona activa, pasional. Mejor voy
a intentar descansar, aunque sé que mi cabeza me traicionará e irá más
rápida que yo y que no me dejará descansar. Efectivamente no puedo dormir, no
me creo que en unas horas las cosas vayan a cambiar. Que todo aquello que he
soñado se vaya a convertir en realidad.
Me levanto por la mañana. No sé si reír, llorar o gritar.
Todo empieza a cobrar formar. Miro mi vestido colgado y voy hacia él. Lo adoro.
Le pido que se porte bien y que no se rompa. Le pido perdón por si lo ensucio
mucho pero lo voy a disfrutar a tope.
Después de la ducha me relajo escuchando música con Carlota,
que ya se ha empezado a preparar. Intento relajarme lo máximo pero no hago más
que mirar el reloj y contar las horas. Necesito que llegue el momento.
Eric y Yerai me traen la comida por sorpresa. Ya me conocen,
y saben que no iba a comer nada por culpa de los nervios y menos si tengo que
salir. Son increíbles y los adoro.
Llaman a la puerta. Me encuentro con un precioso ramo y una
preciosa tarjeta. Me pongo a llorar, la emoción ya me está empezando a salir.
Empieza el jaleo. Empieza a llegar todo el mundo y aun no me
creo nada. Veo a la gente que me quiere a mi lado, sonriendo y cogiéndome la
mano. Solo con saber que están a mi lado no necesito nada más.
Mis niñas, mis amigas y mi familia al mismo tiempo. Están
todo el rato a mi lado ayudándome en todo. En el vaivén de fotos me miran y me
tranquilizan. Saben cómo soy, pero lo disfrutan conmigo.
Ya está todo listo. Salgo de camino a encontrarme contigo.
Que ganas tengo de verte. No sabes todo lo que llegas a significar para mí.
Empiezo a andar hacia ti e intento mirarte a los ojos pero
no puedo. La emoción es enorme y no puedo parar de sonreír. Al fin llego a ti.
Por fin llega nuestro momento.
No puedo describirte todo lo que sentí en ese momento,
porque fueron un revuelto de emociones. Lo que si puedo decirte es que sentí
que no me equivocaba. Sentí que este era mi camino y lo tenía que recorrer
junto a ti. Es un camino duro, no nos será fácil te lo aseguro, pero en esta
vida las cosas buenas son las más complicadas. No quiero prometerte que todo
irá genial porque sabes que no es así, pero si puedo prometerte que te querré
hasta el final de mis días, estés o no estés a mi lado. Has sido y serás lo
mejor de mi vida. Amarte sin condiciones. Seremos para siempre NOSOTROS.
No puedo decirte nada que no sepas ya, pero te lo quiero
seguir recordando el resto de nuestras vidas.
*Nuna.
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