sábado, 27 de septiembre de 2014

Relato: Aquí te espero....

Desde pequeño había visto a mis padres ir siempre de la mano, darse besos de bienvenida, preguntarse: "que tal el día cariño?". Siempre he querido saber, como después de tanto años, mis padres seguían una y otra vez la misma rutina amorosa, y como mantenían esa famosa "llama del amor" de la que hablaban tanto en los programas de la tele, que por supuesto veía escondido detrás de la puerta de la cocina. Me encantaba espiar a mis padres después de la hora de irme a dormir. Es cuando tenían las conversaciones mas interesantes. Pero claro muchas veces no entendía nada, tantas palabras técnicas, largas y complicadas...
Una noche, mientras estaba escuchando lo que decía la tele, escuche que mi padre le decía a mi madre lo mucho que la quería. Y mi madre lo abrazó con tanta fuerza que me dieron hasta envidia y no pude evitar unirme. No dudaron en decirme que a mi también me querían, pero yo sabía que no era la misma forma de querer.
Fui creciendo con este amor tan grande, aunque a veces empalagoso. En las familias de mis amigos nunca vi semejantes muestras de cariño como las que veía en casa. A medida que me iba haciendo mayor, fui viendo que el amor es mucho mas complejo, y que soy muy suertudo por tener unos padres que se quieran tanto. Por eso siempre he envidiado este amor tan puro y mágico. El día que cumplí 18, por la noche, me acerqué a ellos para darles las gracias por todo lo que me habían regalado ese día, y me hicieron sentarme con ellos para compartir sus charlas nocturnas. Entonces, no pude evitar preguntarles: " Como hacéis que vuestro amor perdure tanto? que el cariño nunca falte?" a lo que ellos, después de mirarse, me dijeron: "no hacemos nada, simplemente aceptamos al otro desde el primer día, con sus defectos y sus virtudes. Cada pelea para nosotros es una superación más, es decir, algo que hemos arreglado que no estaba bien Y ahora, después de tantos años, simplemente nos hemos acostumbrado a estar juntos, a querernos y respetarnos. Y de todo esto naciste tu"
La verdad es que fue una respuesta que ya debería haber sabido. Continué con mis preguntas, ya que cuando me dá por preguntar no paro: " Creéis que algún día podré querer a alguien tanto como os quereis vosotros? Como sabré que es esa persona?" y mi madre me cogió la mano y me dijo: "No lo dudes. Sabrás que esa persona es para ti cuando no puedas imaginarte el resto de vida sin ella"
Y así fue. Te conocí un 20 de mayo lluvioso, en un bar solitario a las 23:35 de la noche. Nunca olvidaré como te encontré en aquella barra de bar tan desgastada y pegajosa como era mi vida en ese momento. Solo verte fue lo que hizo volver a sonreír. Con el tiempo, supiste lo que sentía pero no por que te lo dijera, si no porque todo el mundo me veía la cara de embobado cuando te miraba.
Saliste con tantos chicos, que perdí cualquier esperanza de estar contigo. Incluso te fuiste a vivir a Londres y no nos vimos en 4 años. Pero sabes que? nunca perdí la esperanza de tenerte aquí de nuevo.
Volviste, me llamaste, hablamos, volvimos a ser niños pequeños y vivimos de nuevo, hasta el día de hoy que me has dicho que me quieres, que por fin has entendido que la vida es nuestra y no hay nada mas que nosotros.
Nunca perdí la esperanza y hoy ha llegado el día en que por fin te espero en este altar con una sonrisa y miles de esperanzas y sueños.
Espero que no llegues tarde, porque aquí te espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario